Yo creía que las personas eran eso; simples cosas en mi cabeza que poco a poco iban desapareciendo.
Pero tu partiste los esquemas, todas mis ideas, porque bajaste de mi cabeza al corazón, rebuscaste todo lo que había en él hasta encontrar una pequeña llave que te dio permiso para entrar y salir cuando quisieras por aquella pequeña puerta.
Lo que pasa es que si juegas con las puertas, algún día te pillaras los dedos.
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